Con 771 metros de altura, la catarata Gocta (Amazonas) es una de las más altas del mundo. Año tras año, atrae a miles de turistas y proporciona ingresos a las comunidades locales, como San Pablo de Valera y Cocachimba.
El equipo de Conservamos por Naturaleza, iniciativa de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), impulsó el desarrollo de un estudio que identifica la presencia de turba en la cuenca alta de Gocta, elemento clave para garantizar un flujo de agua constante hacia la catarata.
El artículo titulado “Mapping high-altitude peatlands to inform a landscape conservation strategy in the Andes of northern Peru” ha sido publicado en la revista Environmental Conservation, y proporciona valiosa evidencia científica para desarrollar estrategias de conservación de este monumento natural.
Las turberas, como se conoce a los humedales que contienen turba, se encuentran en la parte alta de la cuenca de la catarata Gocta. Esta zona corresponde a la ecorregión jalca, única de los Andes Tropicales y una transición entre el páramo del norte y la puna del sur.
Los suelos de turba funcionan como colchones de agua que capturan las precipitaciones y humedad del ambiente. Ante la ausencia de glaciares en esta parte de los Andes, cumplen un papel vital como fuente de agua de la catarata durante todo el año, especialmente durante la estación seca.
Además, las turberas también juegan un rol importante para reducir las emisiones. Si bien cubren solo el 3 % de la superficie del planeta, almacenan un tercio de todo el carbono del suelo.
Para identificar el área de drenaje de Gocta, los investigadores utilizaron una metodología innovadora que combina técnicas de SIG, teledetección y mapeo participativo. Asimismo, clasificaron datos de modelos ópticos, radar y elevación del terreno para mapear las turberas con una precisión general de 97.1 %.
El estudio es pionero en producir un mapa de las turberas en la ecorregión de la jalca utilizando técnicas de teledetección, y contribuye a los esfuerzos globales para la protección de estos ecosistemas.
A nivel local, la Municipalidad de Valera ya utiliza los resultados para planificar un desarrollo urbano sostenible en la zona. Además, permiten que la SPDA puede plantear una estrategia de conservación junto a las comunidades locales de Cocachimba, San Pablo de Valera y Yurumarca.